Ocupada la Provincia Oriental por los luso-brasileños en 1820 e imponiéndole el nombre de Provincia Cisplatina, la ocupación militar se mantuvo luego de disolverse la unidad con Portugal.
Ante esto, los orientales reanudaron sus esfuerzos para finalizar con la dominación portuguesa. Así, luego del desembarco de los Treinta y Tres en la playa de la Agraciada, el 19 de abril de 1825, reforzado con milicias, Lavalleja y sus hombres obtuvieron varios éxitos. El 24 de abril liberaron la población de Soriano, el 2 de mayo la ciudad de Guadalupe (actualmente Canelones), el 8 de mayo establecieron el sitio a la ciudad de Montevideo dirigido por Manuel Oribe y el 18 de agosto sitiaron Colonia del Sacramento.
La Batalla del Rincón, victoria obtenida por Rivera el 24 de setiembre contra las fuerzas brasileñas comandadas por Mena Barreto, significó un gran infortunio para las fuerzas brasileñas que ocupaban Montevideo, bajo el gobierno de Carlos Federico Lecor.
En consecuencia, inmediatamente que la noticia fuera conocida, se organizó en Montevideo la salida de un cuerpo de tropa de alrededor de mil soldados brasileños, al mando del coronel Bento Manuel Ribeiro, con el plan de unirse al ejército brasileño que estaba en la campaña, comandado por el general Bento Gonçalves y que tenía una fuerza similar.
Enterado Lavalleja, que se encontraba en Durazno, de la salida de tropas brasileñas desde Montevideo, trató de impedir que estas se unieran a las que bajo el mando de Gonçalves se desplazaban hacia el sur, desde las costas del Río Negro. El hostigamiento que Lavalleja intenta sobre la fuerza de Gonçalves no tuvo éxito, de modo que finalmente ambos ejércitos brasileños lograron reunirse.
El 12 de octubre de 1825, en un gran esfuerzo, Lavalleja pudo reunir un contingente de número similar al brasileño y enfrentó al ejército brasileño en las puntas del arroyo Sarandí (en el actual departamento de Florida).
“Lavalleja en las puntas del Sarandí libra el 12 de octubre siguiente la más importante batalla hasta entonces en los anales militares rioplatenses. Un fuerte ejército brasileño de 3.000 hombres de caballería, al mando de los célebres guerrilleros riograndenses Bento Gonçalves y Bentos Manuel Ribeiro, es arrollado por los patriotas “sable en mano y carabina a la espalda”, diezmado y perseguido por más de dos leguas, dejando en el campo numerosos muertos, heridos y prisioneros.” (1998: 36).
El ejército oriental estaba compuesto por tres cuerpos, el de la izquierda comandado por Rivera que venía de vencer en Rincón, al centro los comandados por Manuel Oribe, y a la derecha el grupo al mando de Pablo Zufriategui, que había desembarcado con Lavalleja en la playa de la Agraciada.
Según los relatos, al amanecer ambos ejércitos se encontraron enfrentados. Los brasileños iniciaron el ataque, a caballo, avanzando en tropel y al galope tendido hacia los soldados de Lavalleja.
Al acercarse, Lavalleja dio a su ejército la orden de atacar en la misma forma, con su célebre voz de “carabina a la espalda y sable en mano”.
El combate se trabó en un feroz entrelazamiento de ambas fuerzas a caballo, en un cuerpo a cuerpo donde el sable fue el arma predominante. El ejército brasileño fue poco a poco dominado, y finalmente se batió en retirada; siendo perseguido a la desbandada por los combatientes orientales, por una distancia mayor de dos leguas.
Como consecuencia de esta batalla, primeramente todo el centro de la campaña oriental quedó dominada por los orientales, quienes lograron constituirse en el Congreso de la Florida y solicitaron la reunificación con las Provincias Unidas del Río de la Plata (Argentina).
El Congreso General Constituyente reunido en la ciudad de Buenos Aires aprobó el 24 de octubre una Ley de Reincorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata, restableciéndole el nombre que le había dado José Gervasio Artigas: Provincia Oriental. De todos modos, el ejército brasileño retenía el dominio del nordeste, lo que le permitía mantenerse en contacto con su territorio metropolitano.
Por tal motivo, se llevaron a cabo acciones para tratar de dominar esa zona, lo que permitió que el 31 de diciembre de 1825 los hombres al mando del coronel Leonardo Olivera lograran ocupar la Fortaleza de Santa Teresa, situada en el departamento de Rocha, cerca de la actual frontera con el Brasil, desalojando de ella a la fuerza ocupante. A partir de ello, las fuerzas brasileñas solamente ocupaban las ciudades sitiadas de Colonia y Montevideo.
Referencias bibliográficas:
Castellanos, A. (1998): La Cisplatina, la independencia y la República Caudillesca. Ediciones de la Banda Oriental y La República. Montevideo.
Fuente: Uruguay Educa