Este domingo se cumplieron 100 años del primer título mundial obtenido en los Juegos Olímpicos de París en 1924. Un 9 de junio el combinado sorprendió con un contundente 3-0 a Suiza en la final para sumar la primera estrella en su escudo.
Pese a que se trataba de una justa olímpica, la disciplina del fútbol otorgaba títulos mundiales, así como en la versión de Amsterdam, en 1928, en la que Uruguay también sumó su segundo título.
Una placa conmemorativa en la Plaza de los Olímpicos en Montevideo fue el lugar en el que quedó inmortalizada esta gesta deportiva a sus cien años.
El presidente del Comité Olímpico Uruguayo, Julio César Maglione, aprovechó la ocasión para recordar algunos hechos extradeportivos que permitieron al equipo quedarse con la medalla dorada.
«Recordar la gestión de un hombre excepcional, el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) de ese entonces, Atilio Narancio, que prometió que si Uruguay salía campeón sudamericano, cosa que así ocurrió en nuestro país, lo llevaría a los Juegos Olímpicos de Francia. Y para cumplir esa promesa hipotecó su casa», apuntó.
Asimismo, rememoró que el equipo uruguayo viajó en tercera clase por barco sin director técnico ni preparador físico, por lo que fueron los propios jugadores que se ocuparon de estos aspectos.
«Al ganar la final 3-0 ante el equipo suizo el mundo conoció no solo las virtudes de los jugadores de fútbol, sino que sirvió para que conocieran a nuestro país al compartir la emoción del triunfo con el público. Aquellos deportistas también crearon la épica vuelta olímpica que hoy se mantiene con el mismo fervor y características», expresó Maglione.
Por su parte, el presidente de la AUF, Ignacio Alonso, coincidió con Maglione al sostener que con esto el mundo pasó a conocer a Uruguay, así como su identidad, a su juicio, un país con «vocación internacionalista y de estar en el mundo».
«Un pueblo entero unido bajo una sola bandera, que fue la bandera de la patria. Ese es el mayor logro fuera de la pelota. Y el mayor logro fuera de la pelota que tuvieron estos héroes y que nos hizo trascender el ámbito del fútbol y el ámbito del deporte fue el de heredarnos a todos una sociedad con identidad y apoyarnos en ella», concluyó.
Un 7-0 en su debut ante la antigua Yugoslavia, luego un 3-0 a Estados Unidos, seguido de un 5-1 a Francia y un 1-2 para despachar a los Países Bajos para conseguir su boleto a la final, fue la muestra de que la Celeste estaba dispuesta a ir por el máximo premio.
El 9 de junio de 1924 en el estadio Colombes y ante 40.000 espectadores, Uruguay propinó un contundente 3-0 a Suiza para bordar la primera de sus cuatro estrellas en su camiseta.
Fuente: Medios Públicos