El Día Mundial del Refugiado se celebra el 20 de junio, con el objetivo de visibilizar, y ayudar a millones de personas que viven en condición de refugiados, desplazados y a la espera de asilo en otros países debido a los conflictos armados, de violencia y persecución de los cuales son objeto en sus países de origen.
En 2024, el Día Mundial del Refugiado se centra en la solidaridad con las personas refugiadas, por un mundo en el que se les de acogida.
Mantener las puertas abiertas a los refugiados es una necesidad, a la vez que se reflexiona sobre los retos a los que se enfrentan: poder prosperar en los lugares donde se encuentran y algún día poder volver a sus países de origen si lo desean. Porque no hay nada más difícil para una persona que tener que abandonar su hogar apresuradamente y por causas desagradables, como ocurre en la mayoría de los casos de refugiados.
Esta efeméride comenzó a celebrarse en el año 2001, en conmemoración del 50 aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Fue en 1959 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el Año Mundial de los Refugiados, a iniciativa de Reino Unido.
Una persona refugiada es aquella que es obligada a dejar su país debido a problemas internos, como conflictos armados, persecuciones y todo tipo de violencia.
Son muchas las razones por las cuales las personas refugiadas deben comenzar sus vidas en lugares alejados de sus familiares y de la patria que los vio nacer. Los motivos más comunes de persecución son por temas políticos, religiosos, sociales, raciales y hasta sexuales y de no dar este paso decisivo, pueden incluso poner en riesgo sus vidas.
Por otra parte, las personas refugiadas y desplazadas deben enfrentar los siguientes problemas sociales, los cuales requieren de la unificación de criterios para la aplicación de políticas sanitarias, educativas y sociales por parte de las naciones que los acogen:
+ Dificultades para recibir atención médica primaria.
+ Exclusión del mercado laboral formal.
+ Xenofobia y racismo.
+ Dificultades en el acceso al sistema educativo.
+ Depresión, trastornos psicosociales y otros traumas psicológicos.
+ Enfermedades infecciosas y no transmisibles, como tuberculosis, VIH-Sida, hepatitis, varicela.
+ Problemas de salud reproductiva, mortalidad neonatal, trastornos nutricionales, infecciones respiratorias y cutáneas.
Fuente: DiaInternacional.com