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Diario El País publicó reportaje sobre el dinosaurio a tamaño real que realiza artista isabelino Mauro Arbiza

Hace pocas semanas la periodista María de los Ángeles Orfila conversó con Mauro Arbiza, destacado artista y escultor isabelino, sobre la réplica a tamaño real de un dinosaurio que vivió en la zona norte del país millones de años atrás, y que está realizando para el proyecto del Museo «Ruta de los dinosaurios» que en breve será inaugurado a pocos kilómetros de la ciudad de Tacuarembó.

El reportaje sobre el cariñosamente apodado «Dinocándido» salió publicado en la edición de este domingo 6 de octubre en las páginas del diario El País de Montevideo, y aquí te lo compartimos íntegramente junto al enlace para leerlo en la edición digital del referido medio:

Dinocándido cobra vida: cómo se hizo el guardián jurásico de Tacuarembó

Doce metros de largo, desde la cabeza hasta la cola, y tres metros de altura. La textura de la piel y la expresión de su mirada parecen reales. Su nombre es Dinocándido, en honor al abuelo materno de su creador, el escultor Mauro Arbiza. Es una representación a tamaño natural de un dicraeosaurio, un género de saurópodo, es decir, un herbívoro de cuello largo que vivió a finales del período Jurásico, hace unos 150 millones de años. Se cree que uno muy similar podría haber dejado sus huellas en lo que hoy es la localidad de Cuchilla del Ombú.

Esta imponente escultura dará la bienvenida al museo de la Ruta de los Dinosaurios, una iniciativa de los paleontólogos que hace 14 años descubrieron 19 huellas en esta zona de Tacuarembó, algunas de hasta un metro de largo.

En pocas semanas, el museo estará abierto al público, culminando así un largo proceso burocrático que ha dificultado la preservación de este valioso tesoro fosilífero.

El toque final es la instalación de Dinocándido sobre una base de hormigón, desde donde recibirá a los visitantes. “Está fantástico. No tiene nada que envidiarle a ninguna escultura de dinosaurio hecha (y exhibida) en Argentina, Brasil o Bolivia. Ninguna foto le hace justicia”, señala Pablo Toriño, investigador del Instituto de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y uno de los promotores del sitio.

El entusiasmo por la calidad de la escultura se explica por varias razones, y una de las principales es el autor de la obra. Mauro Arbiza es un artista visual, escultor y músico uruguayo, reconocido internacionalmente por sus monumentales creaciones -algunas incluso más grandes que este dinosaurio- y por su refinado manejo de las formas. Sus trabajos se encuentran en Uruguay -como la pieza flotante en el Parque Internacional de Esculturas del Museo de Arte Contemporáneo de Maldonado y la cola de ballena en la Laguna Anastasio, en José Ignacio-, así como en Estados Unidos, Italia, Emiratos Árabes y Corea del Sur, por mencionar algunos lugares.

En el ámbito artístico, Arbiza es considerado un discípulo directo de Auguste Rodin, ya que su maestro fue el cubano-estadounidense Manuel Carbonell, quien a su vez fue alumno de José Sicre, discípulo de Antoine Bourdelle, el estudiante preferido del creador de El Pensador.

Aunque Dinocándido fue su primer dinosaurio -y asegura que será el único-, Arbiza se embarcó en un extenso proceso de investigación sobre los dicraeosaurios para representar fielmente lo que se conoce de ellos. “Lo tomé como un desafío personal. Me gustó la idea de hacer algo hiperrealista, algo que nunca había hecho, y que sirviera como un regalo para el departamento y como un homenaje al esfuerzo realizado para concretar este museo”, contó el artista a Domingo.

Arbiza nació en Montevideo, pero cuando tenía 4 años, su familia se mudó a Tacuarembó, donde actualmente vive y tiene su taller “de Paso de los Toros para el mundo”.

Arte y paleontología.

Siete artistas, entre argentinos y uruguayos, se presentaron a la licitación para la creación de esta escultura. Una vez seleccionado, Arbiza dedicó cuatro meses al estudio de los dicraeosaurios y tres meses y medio a la creación de la pieza. Reconoce que hubiera necesitado tres meses más para alcanzar un acabado que, a su juicio, sería “perfecto”. Durante ese tiempo, por ejemplo, se puso en contacto con técnicos de Blue Rhino Studio, una empresa estadounidense especializada en diseño interpretativo y fabricación artística para museos, centros de visitantes y zoológicos. Ellos lo ayudaron a componer la pintura que le dio a Dinocándido un acabado de cuero hiperrealista.

Para la estructura interna, Arbiza construyó un esqueleto con caños, siguiendo el asesoramiento de Pablo Toriño para lograr una posición fiel de las piernas y el cuello. También contó con la colaboración del paleoartista Germán Peralta, quien realizó un modelo a escala del animal y lo ayudó a extrapolar las dimensiones y detalles. Esa estructura fue luego rellenada con bloques de espuma.

“Tengo unas herramientas especiales para cortar, además de serruchos. Una de ellas es una de alambre caliente que hice yo mismo con dos cañas de pescar de mi hijo, la inventé cuando trabajaba en una escultura en Miami, y se pone al rojo vivo. También uso un cuchillo de metro y medio con el que esculpo y doy forma a la pieza. Con un producto argentino se crean los huesos y músculos, y la pintura le da la textura final”, relata sobre su proceso.

En concreto, Dinocándido está inspirado en un dicraeosaurio africano, la especie más similar y probable que pudo haber dejado sus huellas en Tacuarembó. Toriño lo explica así: “Solo con huellas es difícil determinar con precisión a qué especie pertenecen. Tenemos una idea de la familia y, dentro de esa familia, por el tipo de huella, el modo de caminar y el tamaño, este es el mejor candidato entre los que habrían habitado aquí hace 150 millones de años”. Cabe recordar que, en ese entonces, América del Sur y África formaban un solo continente.

El dinosaurio que dejó las huellas, en realidad, tenía patas más pequeñas que las de otro vecino prehistórico. El sendero también incluye huellas de hasta un metro de largo, correspondientes a otra especie no identificada. “Si hubiéramos creado una escultura basándonos en esas huellas, el dinosaurio debería haber medido más de 20 metros”, señala Toriño. Los saurópodos, en general, son los vertebrados terrestres más grandes en la historia evolutiva.

Con alma.

Arbiza es el fundador del movimiento artístico “interrealismo”, basado fundamentalmente en la aplicación de energía en sus obras. “El aspecto principal de mi trabajo no se ve, se siente”, comenta a Domingo. A mediados de los años 90, el escultor incursionó en la pintura hiperrealista, creando retratos de diversas personalidades, desde Carlos Páez Vilaró hasta Chayanne. “Sentía que podía transferir la energía del ser a la pieza”, agrega. Desde entonces, ha seguido formándose en esta dirección, impregnando de espíritu a Dinocándido. Quizás por eso, su mirada parece tan real.

Enlace: https://www.elpais.com.uy/domingo/dinocandido-cobra-vida-como-se-hizo-el-guardian-jurasico-de-tacuarembo

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Fuente: Diario El País