El mundo se encuentra en una carrera enérgica para encontrar una vacuna que sea efectiva contra el coronavirus, que ya ha causado más de 460.000 muertes y supera los 9 millones de contagios.
Aunque hay más de 100 candidatas en desarrollo, por ahora, el grupo de investigadores que parece llevar la delantera es el del Jenner Institute de la Universidad de Oxford.
Adrian Hill, investigador de la universidad británica, dijo recientemente en una teleconferencia que la vacuna contra el COVID-19 (la enfermedad causada por virus) que están desarrollando podría estar lista en octubre, en base a los avances que se están observando en los ensayos clínicos.
Se trata, sin duda, de una proeza. El tiempo que toma desarrollar una vacuna y tenerla lista para su comercialización suele ser de 10 años. Solo en algunos casos puntuales, como en el del ébola o zika, se ha podido trabajar con rapidez y obtenerla en menos de un año. Esta vez, los científicos han logrado tener una candidata en poco más de dos meses.
¿Cómo es la nueva vacuna?
Se trata de una vacuna basada en virus vivos (en este caso, el adenovirus) con una capacidad muy elevada de replicación, lo que facilita que su producción se haga a gran escala, consiguiendo un gran número de dosis en menor tiempo y un coste más bajo.
Actualmente, según Hill, “esta vacuna ha demostrado muy buenos resultados en los ensayos con chimpancés y ya ha pasado a la siguiente fase de ensayos en humanos. Una de sus ventajas al inicio fue demostrar en ensayos anteriores que inoculaciones similares, incluida una el año pasado contra un coronavirus anterior, eran inofensivas para los humanos”.
Por otro lado, aún no se sabe por cuánto tiempo inmunizaría la vacuna, pero, debido a su tipo, todo parece indicar que sería anual; es decir, que tendría una estacionalidad como la de la gripe.
Fases de desarrollo
Tener una vacuna lista implica un largo proceso de pruebas que va desde testearla en una pequeña muestra en humanos, en la primera fase, hasta inocularla en un gran grupo de personas, en la fase final, comprobando su seguridad y efectividad.
No obstante, dada la coyuntura actual, los científicos tratan de trabajar en estas fases al mismo tiempo.
En la vacuna de Oxford, la fase I de prueba en voluntarios adultos sanos comenzó en abril. Se han completado más de 1.000 vacunas y el seguimiento está actualmente en curso.
La fase II del estudio consiste en ampliar el rango de edad de las personas en las que se evalúa la vacuna, para incluir un pequeño número de adultos mayores y niños: de 56 a 69 años, mayores de 70 años y de 5 a 12 años.
Los investigadores evaluarán la respuesta inmune a la vacuna en estos grupos de personas para determinar si existe alguna variación entre ellos.
La fase III del estudio consiste en evaluar cómo funciona la vacuna en un gran número de personas mayores de 18 años. Aquí se verá realmente qué tan eficaz es la vacuna para evitar que las personas se infecten y no se enfermen con COVID-19.
Los participantes adultos en los grupos de Fase II y Fase III serán asignados al azar para recibir una o dos dosis de la vacuna ChAdOx1 nCoV-19 o una vacuna autorizada (MenACWY) que se utilizará como “control” para la comparación.
ChAdOx1 nCoV-19 está hecho de un virus (ChAdOx1), que es una versión debilitada de un virus del resfriado común (adenovirus) que causa infecciones en los chimpancés, que se ha modificado genéticamente para que sea imposible que se replique en humanos.
Otras candidatas
Actualmente, hay unas 10 vacunas que se están probando en humanos, incluido el proyecto del laboratorio de la compañía estadounidense Pfizer, que desarrolla su proyecto junto al laboratorio alemán Biontech.
También se están haciendo ensayos clínicos con humanos en cuatro laboratorios en China, dos de la compañía Sinopharm, uno de Sinovac y otro de la Academia de Ciencias Médicas de China.
Fuente: El País