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Carlos Benavides: «Se tiene que terminar el recreo»

Se tiene que terminar el recreo

En nuestros tiempos de escolares, nos regíamos por lo que las maestras decían, cuando sonaba la campana para entrar a clase, había que entrar a clase, bien clarito. Cuando sonaba la campana de salida, igual, aunque algunos compañeros se quisieran quedar en la escuela, la norma dictaba que se terminaba esa jornada.

En materia laboral se da el mismo hecho: se entra a la hora que se tiene que entrar y se sale cuando la jornada finaliza (que en el mejor de los casos es de 8 horas). Si se sale antes de la hora de salida, va descuento salarial.

En épocas de emergencias (no voy a usar la palabra «guerra»), las medidas instaladas implican un cumplimiento o un castigo, teniendo al bienestar común como el bien a defender, aunque no nos guste lo que tengamos que hacer o dejar de hacer.

Estamos en una situación sanitaria grave que implica la instalación de medidas concretas y activas; la «gente» hace lo que puede, las autoridades deberán hacer lo que deben. No puede ser absoluta responsabilidad del laburante DECIDIR quedarse en su casa y no comer o perder el laburo. En el departamento siguen habiendo muchos casos de Covid, demasiados para lo que el sistema de salud puede soportar a mediano plazo. Para controlar los contagios se debe controlar la movilidad y las reuniones masivas, que se siguen dando, de muchas personas sin el distanciamiento recomendado, en bares, pubs, whiskerías, etc.

Cumplir la normativa, aumentar los controles por parte de las autoridades y suspender la movilidad por 21 días cuidando al laburante (que necesita trabajar) con beneficios sociales que le aseguren a los trabajadores que si se quedan en su casa, (siguiendo las directivas del gobierno), recibirán la totalidad de su salario del que dependen sus familias, esas son acciones activas que implican que la pelota la tengan las autoridades, HACIENDOSE CARGO de cuidar el bien común.

Es necesario darle a los trabajadores y sus familias la seguridad, tranquilidad y confianza de que las medidas que tomen, por cumplir las medidas que se les exigen, no serán perjudiciales (más aún) para su situación económica, eso se logra dando respaldo para dar el amparo desde la seguridad social, que si se detienen las actividades por 21 días, no implicará la afectación de 21 días de salario, 21 días de alquiler, de OSE, UTE o ANTEL.

La «libertad responsable» tiene un campo en el que se tiene que dar, ese campo son las normas que nos rigen como sociedad, otra cosa es anarquía. Esa libertad responsable necesita los medios para ser ejercida, si éstos no están y no hay un ejercicio democrático de la autoridad para restringir la movilidad, entramos en un caos que lleva al sacrificio a mucha gente (van cerca de 4000).

El trabajador que va con síntomas respiratorios a su laburo, tiene una familia que depende de su trabajo, a la que tiene que dar respuestas, protección y dar de comer y no tiene opciones, de eso se trata, DE DAR OPCIONES A QUIEN NO TIENE OTRAS OPCIONES QUE SALIR A LABURAR.

Las normas hacen que se deban respetar las señales de tránsito, los horarios en la escuela, los bienes públicos y privados, no se apela a la «libertad» para que se respeten. En definitiva, la gravedad de la situación implica que las autoridades tomen medidas activas, pasar de las RECOMENDACIONES a las ACCIONES, o sea HACERSE CARGO, porque hagan o no hagan algo, las autoridades SON responsables de lo que está pasando y es una actitud irresponsable quedarse quieto, indiferente e inoperante y responsabilizar únicamente a la gente.

Dr. Carlos Benavides.

Fuente: Semanario Batoví