Uno de los animales más curiosos del país aparece con más frecuencia y se expande al sur.
Hace algunas décadas se lo consideraba extinto, pero un nuevo trabajo revela cómo el tamanduá se está desplazando al sur de nuestro territorio, planteando nuevos desafíos para su conservación.
Es uno de los animales más extraños que se pueden ver en el Uruguay, a tal punto de que la mayoría de la población no sabe que se pasea por nuestras tierras. Es tan raro que hace algunos años un ejemplar apareció en la localidad de Sequeira (Artigas) y la policía no tuvo mejor idea que meterlo al calabozo de la seccional del pueblo, a la espera de que llegara alguien especializado en fauna para hacerse cargo.
De hecho, se creía que este animal ya no era parte de la fauna del Uruguay en el siglo XX . En el libro Mamíferos autóctonos, de 1969 (serie Nuestra tierra) Rodolfo Tálice no duda en colocarlo dentro de los animales extintos en el país. Sin embargo, tres años después se producía el primer registro formal para Uruguay. Desde entonces no han dejado de aparecer, y un reciente trabajo demuestra que la frecuencia es mayor en los últimos años y que se están expandiendo cada vez más al sur del territorio.
Hablamos del tamanduá u oso hormiguero chico (Tamandua tetradactyla), que se diferencia de su primo más conocido -el oso hormiguero gigante- por su tamaño más pequeño, el color amarillento de su piel y la mancha negra que semeja un chaleco. Pertenece a la familia de los mirmecófagos (animal que se alimenta exclusiva o mayoritariamente de hormigas), cuya característica más notable es la pérdida o reducción de la dentición y la posesión de una lengua notablemente larga y pegajosa.
Un trabajo realizado por los investigadores Carlos Prigioni, Juan Villalba y Álvaro Sappa, publicado por el Acta Zoológica Platense, analizó y actualizó los registros de este animal en el país (26 en total) y en base a ello pudo plantear la posible existencia de tres corredores biológicos que favorecen su presencia, además de ensayar algunas hipótesis sobre su expansión en Uruguay en estos últimos años.
Algo de historia
El tamanduá ya se mencionaba para la fauna uruguaya en el siglo XIX, pero la confirmación material, como dijimos, se dio recién en 1972 (en base a un ejemplar capturado en Puntas de Sierra de Carpintería, Cerro Largo)
Entre los registros posteriores al de 1972 se menciona un ejemplar colectado en una localidad de Cerro Largo, en 1985 y la captura de ocho ejemplares en 2003 en el departamento de Lavalleja. Desde entonces los avistamientos aumentan. Se suman varias apariciones cerca de Quebrada de los Cuervos, Lascano (Rocha), localidades de Paysandú, Rivera, Florida, Río Negro, Artigas, Cerro Chato y Treinta y Tres (dos animales fueron capturados incluso dentro de la ciudad). Casi todos estos reportes se dieron en la última década.
De mudanza
Los tamandúas no están solos en esta aparente mudanza austral. La expansión hacia el sur del continente por parte de algunas especies ha sido motivo de estudios recientes. Los mismos autores de este trabajo confirmaron en otra publicación la aparición en el norte uruguayo de ejemplares del mono aullador negro (Alouatta caraya), que generalmente habita las porciones más húmedas de la ecorregión de Chaco, Cerrado, Pantanal, parte de la Caatinga y pequeñas porciones del Bosque Atlántico. Otro trabajo suyo, en base a una filmación del 2016, revela el registro más austral del puma en Uruguay hasta el momento, en el departamento de Maldonado.
Según citan los autores, hay al menos cuatro especies que evidencian un avance hacia el sur durante las últimas décadas: el tatú de rabo molle (Cabassous tatouay), la ranita uruguaya (Scinax uruguayus), el mencionado tamanduá (Tamandua tetradactyla) y el yacaré overo (Caimán latirostris).
En un trabajo del año 2014 sobre el incremento pluviométrico de la cuenca binacional de la Laguna Merín y su influencia en posibles modificaciones de ecosistemas, también citado por los autores, Carlos Serrentino ya menciona que desde 1972, año del primer registro del tamanduá, la especie «ha avanzado en dirección SW más de dos grados en latitud sur».
«El oso hormiguero chico era una especie poco conocida en nuestro país y con registros originales y excepcionales de su frontera este y norte con el Brasil. Cuarenta y seis años más tarde, esos registros excepcionales se han transformado en regulares con más de media docena de avistamientos y/o capturas
anuales conocidos. También aquí podemos considerar una australización con registros mucho más hacia el sur en los últimos años y que también coinciden con las isoyetas de aumento promedio», explica Serrentino en relación al incremento de precipitaciones en la cuenca y su posible relacionamiento con estos corrimientos.
Los autores del trabajo citan también otras investigaciones regionales que revelan cambios en los límites de distribución de varias especies en las últimas décadas y que presentan cambios importantes en la distribución geográfica de 115 especies pertenecientes a siete grupos principales de plantas y animales. «Plantas, mariposas y aves fueron los grupos con mayor número de expansiones hacia el sur, con 44, 33 y 24 especies respectivamente, mientras que los arácnidos, mamíferos y tortugas estuvieron representados por 8, 3 y 3 respectivamente», señala el trabajo.
«La sucesión, en evidente aumento, de registros visuales, captura y muerte intencional o accidental de ejemplares de la especie parecería demostrar una expansión de su rango geográfico que podría obedecer a cambios generados por causas climáticas», ensayan los autores a modo de explicación de la mudanza de tamanduás.
Abrazo de oso
¿Cuáles son los corredores biológicos que están favoreciendo la presencia de estos animales? «Entendemos que la especie ingresa al Uruguay y se distribuye penetrando en dirección noreste-suroeste ,a través de los sistemas de altura de Cuchilla Negra y de Haedo y Cuchilla Grande, y en dirección norte-sur a través de la zona litoral del rio Uruguay», concluye el trabajo, tras el análisis de la ubicación geográfica de todos los registros.
«Es posible que el aumento en el número de registros se deba a variaciones climáticas con consecuentes cambios en los ecosistemas, y en grupos de invertebrados que sustentan su dieta, que le han beneficiado y permitido avanzar hacia latitudes más australes en nuestro país», agregan.
Un ejemplar atropellado en Ruta 8, en la entrada al Salto del Penitente, Lavalleja, es el registro más al sur de la especie hasta el momento.
La dieta de estos animales se compone principalmente de hormigas sociales y termitas en aproximadamente una relación 50:50. Análisis de contenido estomacal realizados en otros países indican la presencia de termitas del genero Nasutitermes y hormigas Camponotus sp., ambas presentes en Uruguay, aunque no hay datos de si estos animales han tenido una expansión reciente que respalde una oferta de alimento mayor para el tamanduá, aclaran los investigadores.
La mayor presencia de estos animales simpáticos -aunque con garras poderosas que no dudan en usar cuando se sienten amenazados- también plantea nuevos desafíos. Además de la pérdida de hábitat, dos de las mayores amenazas del oso hormiguero chico son el ataque de los perros y el atropellamiento en las rutas.
Actualmente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera el estado global de estos animales como de «preocupación menor», pero en Uruguay están amenazados y son prioritarios para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (según el trabajo Especies prioritarias para la conservación en Uruguay).
En su plan de cara al 2020, el bioparque M’bopicuá, que realiza un exitoso proyecto de cría del tamanduá, liberará por primera vez en la naturaleza algunos ejemplares de este animal como parte de una nueva etapa de su proyecto de reintroducción del Tamandua tetradactyla, este habitante elusivo de nuestros montes.
Fuente: Montevideo Portal