Entre otras cosas, los científicos afirman que esta variante tiene una carga viral más alta en adultos de entre 18 y 59 años.
El Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) emitió un nuevo informe este lunes para analizar en esta ocasión la existencia de las variantes P.1 y P.2 de SARS-CoV2 y su posible impacto sobre el curso epidemiológico en nuestro país. El informe fue coordinado por Rafael Radi y contó con la participación especial de Gonzalo Bello.
En primer lugar, el informe explica que existen variantes: las variantes de interés (VOI) y las variantes de preocupación (VOC). «Un aislado de SARS-CoV2 es una variante de interés si tiene cambios fenotípicos en comparación con un aislado de referencia o tiene un genoma con mutaciones que conducen a cambios de aminoácidos asociados con implicaciones fenotípicas establecidas o sospechadas y además se ha identificado que causa transmisión comunitaria o se ha detectado en varios países», señala el informe.
Una variante de interés se transforma a una variante de preocupación cuando se demuestra que tiene un aumento de la transmisibilidad o cambio perjudicial en la epidemiología de la COVID-19; aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de le enfermedad o cuando disminuye la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los diagnósticos, vacunas y/o métodos terapéuticos disponibles.
El informe agrega que la variante P.1, también conocida como «Manaos» por su lugar de origen, es una variante de preocupación y la P.2 es de interés. Las características de las mutaciones que sufrió la variante P.1 también fueron observadas en la variante británica y la variante sudafricana.
Las variantes P.1 y P.2 se transformaron en variantes predominantes en todas las regiones brasileñas. Sin embargo, algunas de las evidencias señalan que los cambios en la epidemiología están asociados a la diseminación de la variante Manaos. El informe destaca que los estudios realizados con respecto a esta variante muestran que fue 1,4 a 2,8 veces más transmisible que otras variantes que co-circularon con la Manaos.
Según el informe, un estudio realizado en el estado de Amazonas describe que la P.1 está asociada a una mayor carga viral en las vías respiratorias de individuos adultos de 18 a 59 años si se compara con otras variantes, pero que en adultos mayores de 60 no serían significativas. En concreto, la P.1 tiene cargas virales altas en adultos independientemente de su edad.
Además, el estudio señala que el aumento abrupto de hospitalizaciones en Brasil se debe en 80% a esta variante y que la variante generó un cambio en el perfil de mortalidad en jóvenes. Asimismo, se halló que la segunda ola de esta variante fue «significativamente mayor en jóvenes» en relación con la primera ola.
«De modo general, la interpretación del impacto de las nuevas variantes debería ser considerada a la luz de un fenómeno emergente, con un cuerpo de evidencia aún limitado. La plausibilidad biológica de la detección de nuevas variantes con mayor adaptación para la transmisión interhumana es un fenómeno esperado luego de transcurrido más de un año de pandemia», indica el informe.
Finalmente, en las conclusiones, el GACH asegura que no es posible afirmar a la fecha de hoy que la P.1 produzca significativas modificaciones de la patogenicidad ni de virulencia. Sin embargo, dos estudios de origen brasileño alertan sobra la posibilidad de un aumento de la letalidad y de la incidencia en jóvenes por la variante P.1, lo que deberá ser monitorizado en forma continua y acoplando datos epidemiológicos y clínicos al secuenciado molecular.
«La evidencia disponible sugiere que las mutaciones observadas en las variantes P1 y P2 podrían reducir la capacidad de neutralización por anticuerpos, pero aún así la respuesta en pacientes vacunados se muestra promisoria en relación con la prevención de los casos graves de COVID-19», agrega.
Con respecto a nuestro país, el GACH asegura que la acumulación de evidencia permitirá caracterizar mejor el comportamiento, pero igualmente recomiendan, mientras tanto, tener un «criterio de mayor preocupación basado en la evidencia preliminar de mayor transmisibilidad».
A su vez, recomiendan fortalecer la vigilancia epidemiológica integrada y genómica; reforzar el concepto de mantenimiento de las medidas de intervención no farmacológicas; identificar precozmente cambios en el comportamiento de la pandemia; efectivizar la vigilancia de efectividad y seguridad de vacunas; monitorizar el impacto potencial de las variaciones genéticas; resaltar la necesidad de incorporar a los estudios de las muestras a secuenciar, el análisis de la caracterización clínica de los casos; y promover la investigación nacional del impacto potencial de estas variantes.
Fuente: Montevideo Portal