Falta menos de una semana para el arribo oficial de la primavera. Con su llegada podemos esperar, no solo cambios agradables en el estado del tiempo, sino algunas complicaciones en la salud que le quitan esplendor a la temporada.
De acuerdo al informe de Tendencias climáticas setiembre, octubre y noviembre de 2019 elaborado por el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), se espera en el próximo trimestre una temperatura media por encima de lo normal para todo el país, así como también lluvias por encima del promedio tanto al norte como al sur de país. Calor y humedad se convierten entonces en una amenaza para alérgicos, asmáticos y niños en general.
Alergia estacional.
Congestión nasal, picazón y agua en la nariz, tos y estornudos son el combo ya conocido por muchos durante esta época. Según explicó el médico alergista Juan Francisco Schuhl, estos síntomas evidencian alergia al polen de gramíneas, un gran sensibilizante que altera la calidad de vida de quien lo padece. Este cuadro, el que antes se conocía como fiebre del heno, también se puede presentar como ojos llorosos y colorados en los casos más agudos.
¿Por qué unas personas la padecen y otras no? Se necesita una predisposición genética y una exposición durante mucho tiempo a un determinado alérgeno.
Para prevenir este tipo de cuadro se puede hacer inmunoterapia; pero si es tarde y ya se desató la alergia, se debe apelar a medicación específica como antihistamínicos o corticoides nasales inhalatorios que mitigan los efectos no deseados.
Los plátanos, a los que generalmente se le adjudican estas alergias de primavera, afectan a alérgicos y no alérgicos por igual. Estos ya polinizaron entre julio y agosto, de modo que lo que queda en esta época es el polvillo, un agente muy irritante de las vías respiratorias, pero que no provocan un ataque de alergia. El polvillo vuela, se pega dentro de la nariz, en la garganta o en los ojos y los irrita.
A nivel cutáneo es muy raro que se manifieste alguna alergia; es más probable que se dé este cuadro por tomar mucho sol sin la protección debida.
Más allá de las alergias, en las semanas venideras se pueden ver las virosis respiratorias típicas de la época como los Rhinovirus, causantes del resfriado común, que en algunos casos llegan a rinitis o asma.
Las infecciones respiratorias en los niños.
El médico pediatra Eduardo Regueira sostuvo a El País que, como ya no se viven cuatro estaciones bien marcadas por el cambio climático, en el principio de la primavera se va registrar una resaca de infecciones respiratorias en niños.
Los fríos de la noche y las virosis que circulan en el ambiente propician este tipo de casos y, en ese sentido, no es de extrañar que aparezcan bronquiolitis, amigdalitis y cuadros respiratorios que se empiezan a mezclar con las primeras apariciones de gastroenterocolitis e infecciones digestivas.
Si un pediatra diagnostica una infección respiratoria alta, faringitis, rinofaringitis, anginofaringitis o alguna gripe, el niño debe guardar reposo en domicilio. Ante estos cuadros con fiebre o tos, esa es la primera medida para que el niño evite el contagio. Después hay que hacer un manejo sintomático; por ejemplo, si hace fiebre, debe tomar antitérmicos y consultar con un profesional.
Como los cambios de estación y la llegada del calor son propicios para la aparición de alergias estacionales y rinitis alérgicas que a veces desencadenan crisis asmáticas, es usual ver niños que se levantan con estornudos y pasan así todo el día.
En cuanto a lo digestivo, hay padecimientos que están más presente en los meses de calor; así emergen gastroenteritis e infecciones digestivas que, en su gran mayoría, son de origen viral como el rotavirus o aerovirus.
En presencia de estos cuadros lo más preocupante para los pediatras es que cuanto más pequeño sea el paciente, peor es la deshidratación. En estos casos hay que consultar si el bebé o niño se deja de alimentar, no quiere tomar pecho o agua, tiene fiebre o dificultad respiratoria para evitar que cualquiera de estos síntomas enmascare cuadros como neumonía o algo que amerite más estudios.
Las enfermedades digestivas son muy contagiosas y es preciso un lavado de manos profundo antes y después del cambio de pañal o ida al baño y se debe cumplir un reposo en domicilio de entre tres y cinco días para evitar contagios en el jardín o escuela y en familiares.
Por otra parte, en estos días ya se empiezan a ver las eruptivas de la infancia: escarlatina, la quinta y la sexta. La primera de ellas es una infección bacteriana que se trata con antibióticos; mientras que las otras dos son virales y el manejo es sintomático. Cuando el niño deja de hacer fiebre y quedan a la vista las lesiones en la piel, los padres suelen asustarse y es fundamental transmitirles tranquilidad.
Regueira indicó que circulan cientos de virus no tipificables y el hecho de que los niños salen de uno y se meten en otro es una realidad que agobia a padres y abarrota las consultas de los pediatras.
“La fiebre es un síntoma que nos pone en alerta de que puede haber otra cosa en la vuelta. No hay un lapso prudencial para estar en domicilio y no consultar; el niño viene sin manual, no es un lavarropas”, bromeó en conversación con El País.
Para no saturar las emergencias, Regueira aclaró que se puede hacer una consulta telefónica con la emergencia médica o con la mutualista y ahí evaluar si es necesaria hacer una visita al médico. “Es importante ponerse en el lugar de los padres, tener empatía y siempre dejar claros cuáles son los motivos de reconsulta”, recalcó.
Cuando el paciente es un niño, siempre hay que descartar las posibilidades más graves (que no tenga una crisis asmática o neumonía) y ante la duda siempre hay que consultar. El médico puntualizó que los signos de alerta son la fiebre continua, la dificultad respiratoria, que no quieran alimentarse o agreguen diarrea y vómitos.
Respiración, asma y primavera.
La prevalencia de asma en la población uruguaya es del 16,4% entre adultos y niños. La neumóloga Alejandra Rey explicó a El País que esta es una enfermedad en la que hay una hiperreactividad bronquial: los bronquios se cierran frente a alergénos y hay un aumento de la secreción de mucosas. Esto dificulta la salida de aire porque las vías respiratorias están más estrechas.
El asma tiene diferentes desencadenantes. En la primavera figuran el polen y el cambio de temperatura.
La crisis asmática se manifiesta clínicamente con tos, falta de aire y silbidos en el pecho. Cuando se produce, lo que hay que hacer es abrir los bronquios con medicación inhalada (los bronquiodilatadores).
En pacientes asmáticos con crisis frecuentes se puede hacer un tratamiento preventivo con inhaladores y corticoides de uso diario, tanto en invierno como en primavera. El tratamiento del asma es independiente al de las alergias.
Dentro de lo que es el asma, no hay grandes diferencias entre adultos y niños. Si hay un grupo al que se le tipifica un asma grave, que no es lo más usual, este necesita alta dosis de medicamentos y, en caso de crisis, es más factible que requieran internación en CTI.
Fuente: El País.