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Lectura, rompecabezas y otros juegos podrían retrasar años la aparición de alzhéimer

Así lo sugiere un estudio que trabajó con datos de casi 2,000 personas, con una edad promedio de 80 años.

Las actividades como la lectura, escribir cartas, jugar a las cartas o hacer rompecabezas podrían prolongar la salud del cerebro incluso de las personas de 80 y tantos años, afirman los investigadores.

«El elemento clave es que se está procesando información», señaló el investigador principal, Robert Wilson, profesor del departamento de ciencias neurológicas del Centro Médico de la Universidad de Rush, en Chicago.

«Leer es sin duda importante, pero cualquier cosa que estimule a la mente y que desafíe al intelecto puede ser útil», enfatizó en declaraciones recogidas por HealthDay News.

Wilson advirtió que este estudio no puede probar que ser mentalmente activo retrase la demencia, pero «sugiere que leer y varias actividades cognitivas podrían ser útiles».

Aunque otros estudios han mostrado que una mente activa retrasa la demencia, este estudio presentó un marco temporal del mundo real de ese retraso.

«Ya hay estimados de que un retraso de cinco años en el inicio de esta enfermedad podría reducir su impacto en la población en un 40 por ciento», dijo.

En el estudio, el equipo de Wilson recolectó los datos de casi 2,000 personas, con una edad promedio de 80 años, que no tenían demencia al principio del estudio.

A lo largo de siete años, los participantes recibieron varias pruebas de agudeza mental, o cognitiva.

Al principio, se preguntó a los participantes con qué frecuencia habían leído libros y con qué frecuencia habían jugado a juegos como las damas, los juegos de mesa, a las cartas o armado rompecabezas en el año anterior. También se preguntó a los participantes sobre su actividad cognitiva en la niñez, la adultez y la mediana edad.

Durante el periodo de seguimiento, 457 personas, con una edad promedio de 87 años, desarrollaron la demencia del Alzheimer. Los que tenían los niveles más altos de actividad mental desarrollaron demencia a los 94 años. Los que tenían los niveles más bajos desarrollaron demencia a los 89 años, encontraron los investigadores.

El grupo de Wilson también estudio los cerebros de 695 personas que fallecieron durante el estudio. Buscaron los marcadores de Alzheimer, como los depósitos y ovillos de amiloide y tau, pero no se encontró ninguna asociación entre la actividad mental y los marcadores de la enfermedad de Alzheimer o de otros trastornos del cerebro.

Wilson anotó que «mantenerse mentalmente activo no es una pastilla para frenar las placas y ovillos subyacentes» vinculados con la enfermedad de Alzheimer. La acumulación de placas de proteína amiloide en el cerebro, además de los «ovillos» de otra proteína, la tau, son características de la enfermedad.

Aunque no hay tratamientos ni curas efectivos para el Alzheimer, Wilson y otro experto, el Dr. Sam Gandy, de la ciudad de Nueva York, dijeron que el estudio amplía las evidencias de que los cambios en el estilo de vida son una forma de ayudar a evitar la demencia.

«Esto encaja muy bien con décadas de ciencia básica, y provee la primera ‘receta’ detallada para la actividad cognitiva que los médicos pueden ofrecer a sus pacientes y al público general», aseguró Gandy, director asociado del Centro de Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer de Mount Sinai, y profesor de neurología y psiquiatría de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai.

«Hace tiempo que tenemos las tres sesiones de 30 minutos de caminata o levantamiento de pesas por semana. Ahora, podemos añadir esta receta de actividad cognitiva a nuestro repertorio», señaló Gandy.

Wilson añadió que «cambiar el estilo de vida para que sea más favorable para un cerebro sano puede tener un impacto enorme en el riesgo de esta enfermedad».

El informe, que fue financiado por el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento de EE. UU., se publicó en la edición en línea del 14 de julio de la revista Neurology.

Fuente: Montevideo Portal