Miriam Fernández es enfermera, hace 23 años que está en la salud y hoy trabaja en Residencial Casa Las Violetas cuidando de adultos mayores. “Me gusta mucho lo que hago, aprendí a escuchar a las personas de aquí, tienen muchas cosas para contar. Ellos te hablan y te dicen que tengas mucha paciencia que las cosas van a llegar, a su tiempo pero llegarán”.
Aseguró que las personas que están en el residencial “necesitan mucho cariño y amor”, pero “muchas veces pasa que en su familia todos trabajan y no tienen tiempo para estar con ellos”. Y agregó: “Necesitan que estés cerca, tienen mucho para contar, vivencias increíbles que a veces ni la familia sabe”.
Fernández contó una experiencia donde ayudó a una persona anciana a transitar su etapa terminal. “La fui guiando hasta una etapa que te vas entregando y queres abandonar la vida para cruzar a la otra. A veces te falta porque están aferradas sentimentalmente a otros, muchas veces a familiares, pero la fui ayudando espiritualmente, contándole el camino para que afloje y se deje ir”, detalló.
En la charla con Infopráctica también contó otra vivencia que recuerda y jamás olvidará. “En ese momento hacía trabajos de enfermería y me quedé sentada viéndolo. Observé como de la boca, de su respiración, salía una especie de humo azul, estaba su hija y otra compañera pero nadie vio nada. Sabía lo que iba a pasar y pasó, a eso de la una de la mañana la persona falleció”.
