Es normal sentirse triste, estresado, confundido, angustiado, asustado o enojado durante una crisis.
Puede ser de ayuda hablar con personas de confianza.
Dado que debemos permanecer en casa, mantengamos un estilo de vida saludable lo que incluye seguir una dieta adecuada, dormir lo suficiente, hacer actividad física, y mantener contactos sociales con sus seres queridos por correo electrónico, teléfono o las redes que sean con otros familiares, amigos y afectos, tómese al menos 5 minutos al día para hacerlo.
No es recomendable recurrir al tabaco, el alcohol u otras drogas para lidiar con las emociones.
Si se siente superado por la situación, háblelo con su médico de referencia.
Para ello, tenga un plan, sepa dónde y cómo buscar ayuda para atender sus necesidades de salud física y mental, si es necesario.
Infórmese sobre los hechos. Reúna información que le ayude a determinar con precisión su nivel de riesgo para poder tomar precauciones razonables.
Minimice el tiempo que dedica a mirar, leer o escuchar noticias que le causen ansiedad o angustia. Busque información únicamente de fuentes confiables y de referentes científicos y sanitarios locales o nacionales y principalmente sobre medidas prácticas que le ayuden a hacer planes de protección para usted y sus seres queridos. Busque actualizaciones de la información no más de una o dos veces al día, a horas específicas. El flujo repentino y casi constante de noticias acerca de un brote epidémico puede hacer que cualquiera se sienta preocupado. Infórmese sobre lo que en realidad está sucediendo, no escuche los rumores y la información errónea.
Limite su nivel de preocupación y nerviosismo reduciendo el tiempo que usted y su familia pasan viendo o escuchando noticias de los medios de comunicación que les generen malestar.
Al final de cada día haga una lista corta (en su mente o por escrito) sobre las formas en las que pudo ayudar a otros o las razones por las que está agradecido/a, como por ejemplo “ayudé siendo amable con alguien que estaba enojado” o “estoy agradecido por el apoyo que recibo de mis amistades”.
Busque oportunidades de amplificar las historias e imágenes positivas y alentadoras de personas de su localidad que tuvieron Covid-19, por ejemplo, historias sobre las personas que se recuperaron o que cuidaron a un ser querido durante la recuperación y que estén dispuestas a hablar sobre esta experiencia.
Mantenga la rutina y los horarios habituales en la medida de lo posible o ayude a crear nuevas rutinas u horarios, incluido el ejercicio regular, la limpieza y las tareas domésticas diarias, y otras actividades como cantar y bailar y reitero: mantenga contacto regular con sus seres queridos (por ejemplo vía telefónica o de otra manera).
Con respecto a los niños, es común que durante las épocas de crisis y estrés muestren más necesidad de estar cerca de sus padres y de recibir más atención. Hable sobre Covid-19 con los niños y apóyese en información franca y adecuada para la edad. Si sus hijos tienen preocupaciones, abordarlas juntos podría disminuir la ansiedad. Los niños observarán los comportamientos y las emociones de los adultos para buscar señales que les indiquen cómo manejar sus propias emociones en los momentos difíciles.
Fuente: Tacuarembó Ahora